7 de cada 10 argentinos desconfían de los datos de inflación del INDEC

Un relevamiento nacional mostró que la mayoría no cree en las cifras oficiales y vincula la percepción al malestar económico diario

Una nueva encuesta nacional volvió a poner en evidencia la brecha entre las estadísticas oficiales y la percepción cotidiana de la gente. Según el relevamiento de la consultora Zentrix, realizado en la tercera semana de agosto, casi siete de cada diez argentinos consideran que los datos de inflación que publica el INDEC no reflejan de manera real el aumento del costo de vida

El 67,4% de los encuestados expresó desconfianza en las cifras oficiales, un salto de más de diez puntos frente a los resultados de julio, lo que confirma un deterioro en la credibilidad del organismo.

El estudio muestra, además, que la confianza en las estadísticas oficiales está atravesada por una fuerte polarización política. Entre quienes apoyan al oficialismo, la desconfianza llega al 94,4%, mientras que entre los votantes de Javier Milei la cifra cae al 43,8%. En este último sector, más de la mitad aseguró que respalda las mediciones oficiales. 

El malestar económico general refuerza esa percepción. Dos de cada tres argentinos califican la situación del país como mala o muy mala, un aumento de más de once puntos en comparación con el mes anterior. La visión sobre la economía personal tampoco mejora demasiado: el 40,5% de los encuestados señaló que su situación es negativa, una proporción que refleja que millones de familias sienten que no llegan a cubrir los gastos básicos. Aunque este indicador mostró una leve mejora respecto de julio, el descontento sigue siendo alto y explica el descreimiento hacia los números que difunde el Gobierno.

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La inflación aparece como el principal motivo de preocupación. Los encuestados remarcaron que los aumentos constantes en alimentos, transporte y servicios golpean de lleno a los ingresos, que no logran recomponerse. Esa tensión entre estadísticas que muestran una desaceleración y una experiencia cotidiana de subas en los precios genera una brecha de confianza cada vez más difícil de cerrar. Para gran parte de la sociedad, el salario pierde valor mes a mes y el ajuste se hace sentir en la mesa familiar, en los viajes diarios y en los servicios básicos.

El estudio también advierte sobre un creciente pesimismo respecto al rumbo del país. Casi dos de cada tres argentinos sostienen que la situación nacional empeoró en el último mes, una percepción que se instala incluso entre sectores que ven con mayor optimismo su economía personal. El dato confirma que la sensación de deterioro se extiende más allá de la experiencia individual y que existe una lectura colectiva de retroceso.

La combinación de inflación persistente, pérdida de poder adquisitivo y falta de confianza en las políticas oficiales alimenta un clima de escepticismo generalizado. La mayoría percibe que la clase alta resulta la más beneficiada por las medidas económicas, mientras que los trabajadores y sectores medios sienten que cada vez quedan más relegados. En este contexto, el descreimiento en las cifras del INDEC se convierte en un síntoma de una crisis más profunda: la falta de credibilidad en el Estado y en su capacidad de ofrecer respuestas efectivas frente al deterioro económico.

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