Los costos de insumos como lubricantes y repuestos también aumentaron y complican aún más la situación del sector. La normativa que eleva la antigüedad máxima de los vehículos busca aliviar la presión, pero el impacto de las aplicaciones sigue siendo un desafío.

En el contexto actual, la tarifa del remís en Corrientes se convirtió en un tema de gran relevancia para los usuarios y los profesionales del sector. Juan Castillo, representante de la Asociación de Remiseros de Corrientes, expresó su preocupación acerca de la fluctuación constante del precio de la nafta, que afecta directamente a las tarifas.
Se prevé que para diciembre, el costo del primer kilómetro para aplicaciones se establezca en $ 2500, lo que podría influir en la estructura tarifaria general del servicio de remises.
Castillo señaló que el precio de la nafta presenta una inestabilidad notable, donde puede disminuir 3 pesos en un horario y luego aumentar 10. Este ciclo se traduce en un incremento generalizado de más del 20 % en el último semestre. A pesar de los intentos de estabilizar los precios, la realidad es que cada ajuste en el combustible se traduce en una presión económica para los remiseros.
Además del combustible, otros insumos como lubricantes y repuestos han visto incrementos significativos. Estos aumentos, aunque a veces menores, suman al desgaste financiero de los remiseros, afectando su rentabilidad.
La crisis económica modificó los hábitos de los usuarios. Aunque la demanda se mantiene, los clientes están recortando sus salidas, especialmente en horarios nocturnos. Aquellos que solían salir varias noches a la semana ahora optan por hacerlo solo una o dos veces, buscando alternativas más económicas, ya sea a través de taxis, remises o aplicaciones de transporte.
Castillo mencionó que el sector alcanzó una meseta, sin crecimiento significativo debido a la situación económica. La inversión en nuevos vehículos ha disminuido, ya que el tiempo de amortización se volvió excesivo.
Regulaciones
Recientemente, se aprobó una normativa que eleva a 15 años la antigüedad máxima de los vehículos utilizados para remises, junto con la revisión técnica anual.
Esto busca aliviar un poco las cargas financieras sobre los remiseros, pero también puede favorecer a las aplicaciones de transporte que compiten en el mercado.
La llegada de aplicaciones complicó la situación, al precarizar el servicio y congelar el parque automotor. Hoy, muchos remiseros trabajan simultáneamente con estas plataformas, lo que llevó a una dualidad en la prestación del servicio.
Con aproximadamente 1600 vehículos en circulación, la mayoría son manejados por sus propietarios, a diferencia de años anteriores, donde predominaban los vehículos alquilados. Esta tendencia refleja una adaptación a la falta de rentabilidad y la necesidad de actualización constante en el sector.
“Este año ya se comenzó mal, porque venimos con una crisis de arrastre de la que ni podemos salir. Es el momento más complicado de los últimos años”, aseguró Castillo, recordando que una de las últimas grandes crisis del sector fue en 1999, cuando había un alto nivel de desocupación y muchos buscaron en el remís una salida laboral. Esto hizo que se sobrecargue la oferta, en un contexto de escasa demanda.
Aunque en diferentes proporciones, este escenario se replica hoy. La llegada y la proliferación de Uber en la ciudad hizo que la oferta de móviles crezca, mientras que la población que utiliza el servicio es la misma o menos debido a la falta de dinero.
“Pasó lo que dijimos que iba a pasar, la actividad se precarizó aún más”, dijo el referente de los remiseros.

